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Lula el funámbulo

Por Álvaro Riveros Tejada

Existe una antigua, como manida sentencia que dice:“ No hay inventor que no se friegue con su invento” atribuida erróneamente a un célebre Dr. Joseph Guillotin, cuyo homónimo habría sido el inventor de esa terrible máquina utilizada para aplicar la pena de muerte por decapitación, quién años más tarde, habría sido víctima de esa misma sentencia.

Nos permitimos utilizar esa metáfora, comparándola con los intentos del presidente del Brasil, Luís Inácio Da Silva alias “Lula” de erigirse como líder indiscutible de la región sudamericana, lo que más que una ingenuidad, parece una grave muestra de miopía política y/o un deliberado asentimiento con los esfuerzos hegemónicos del “humilde tornero de San Bernardo do Campo”.

No olvidamos su visita a Bolivia, en tiempos de Evo Morales cuando, ataviado con una guirnalda de coca en el cuello, puso de manifiesto la ambigüedad en su comportamiento, al pretender erigirse en un Mahatma Gandhi pasado de peso, conciliador y consejero, y esconder su verdadera identidad de fundador y líder del Foro de Sao Paulo, ese organismo concebido, hace 33 años, por el parásito cubano Fidel Castro, bajo principios comunistoides que distan mucho de comulgar con la democracia y la paz en el continente y son el claro origen del desquiciamiento político, económico y social de varios países de la región.

Mostrándose, como un amargo zalamero y turiferario, no olvidamos sus lisonjas a Evo: “No podía dejar de estar aquí, mirar en tu cara la alegría que tienes estampada en todo instante y ver la esperanza que tú representas para este pueblo que gobiernas con alma limpia, sin odios a nadie, sin odios a los opositores, dialogando y derrotando en las urnas como manda la verdadera democracia . Cuando te miro a ti Evo y miro la fisonomía del pueblo boliviano, es como si estuviese mirando a Nelson Mandela y al pueblo de Sudáfrica”.

¿Qué cara sería la que vio este trapisondista? ¿Estuvo acaso el expresidente con careta? ¿No sabía acaso que un centenar de compatriotas buscaron asilo en su país huyendo de una muerte segura en Pando o de una reclusión indefinida en las cárceles de La Paz? ¿Qué buscó este truchimán con tanto halago? ¿No tuvo acaso suficiente con lograr alterar en un tercio, el contrato de suministro de gas? Que sepamos, Brasil fue el único beneficiario del mayor escándalo de corrupción de este gobierno, que significó el affaire de Catler/Uniservice, al aplazarse la construcción de la planta separadora de líquidos en Río Grande, que habría disminuido el volumen de licuables que van gratis a Sao Paulo. Ni comentar del préstamo de millones de dólares del Banco de Desarrollo del Brasil BANDES, para la construcción de la carretera por medio del Tipnis, que sí se hicieron gas, y que los mismos brasileños bautizaron como la “Rodovía da Cocaína”.

Actualmente, después de cumplir cien días de su tercer gobierno, y para distraer los enormes fracasos que afronta, pareciera haber descubierto que su vocación es la de mediador, como la que logró con el finado Chávez, al hacerlo desistir de condenar a Colombia por asentar bases norteamericanas en su territorio, sin mencionar siquiera la entrega de lanzacohetes venezolanos a las FARC, como si se tratara de un intercambio normal entre dos estados, actitud que luego la condenó olvidando que acababa de aterrizar en la base de Chimoré, otrora base de la DEA norteamericana, ahora plataforma de lanzamiento de la droga que sale del Chapare al mundo.

El comedido mediador, luego de visitar al decrépito presidente norteamericano, salió rumbo a Pekín para ratificar su sociedad comercial con China, que ya excede en más de veinte veces al comercio con los EE.UU., sin antes acusar a los gringos de incentivar la guerra entre Rusia y Ucrania, para luego pretender ir a Moscú, para mediar con Putin, una paz con la invadida Ucrania. Todo ello, fruto de esa errática inventiva propia de Lula el Funámbulo.

© 2023 Álvaro Riveros Tejada

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