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Te estamos esperando, Messi

Lionel Messi y sus admiradores sueñan desde hace tiempo con su regreso a Newell’s Old Boys, el club de su infancia.

Pero las amenazas a su familia y, de hecho, los cadáveres arrojados en el estadio del equipo no auguran un regreso generoso.

Se desconoce el motivo del ataque al supermercado, propiedad de la familia de la esposa de Messi, Antonella Roccuzzo, pero los vecinos sostienen que fue un acto de intimidación para obligar a pagar una extorsión de protección por parte de las bandas de narcotraficantes de la ciudad.

Rosario se ha transformado en la ciudad más peligrosa de Argentina. Debido a una guerra territorial desencadenada por el aumento de las cantidades de cocaína que se trafican a través del rio Paraná, sobre el margen occidental de la ciudad, para evitar los estrictos controles establecidos en torno a los puertos de Colombia y Ecuador.

Messi todavía no ha respondido públicamente al ataque de forma directa, pero su padre, Jorge Messi, dijo que su hijo le había dicho que no entrara en pánico.

“Hablé con mi chico y me dijo que estuviera tranquilo”, dijo el Sr. Messi.

Messi siempre ha dicho que le gustaría terminar su carrera donde empezó, jugando en Newell’s Old Boys, uno de los dos equipos rivales de Rosario. Según los vecinos, la nota dejada en el lugar del ataque estaba escrita con tinta azul y en papel amarillo. No es casualidad, dicen. Son los colores del rival de Newell’s, Rosario Central.

El resto de la nota decía: “Javkin también es narcotraficante, así que no te va a cuidar”.

Es una referencia al intendente de la ciudad, Pablo Javkin, que ha arremetido contra las autoridades federales, calificando de fracaso el proceso de frenar el aumento de la violencia relacionada con el narcotráfico en Rosario.

Cabe mencionar que durante el 2015, cuando Javkin fue nombrado Secretario General por la intendente de Rosario, Mónica Fein y se organizó un Gabinete de Derechos Humanos, durante su gestión el narcotráfico en Rosario aumentó alcanzando una tasa de homicidios de 21,8 por cada 100.000 habitantes.

En 2022, ya bajo la intendencia de Pablo Javkin se registraron 165 homicidios al 2 de agosto de 2022, la cifra más alta de la última década.

La semana pasada, el presidente argentino aprobó el envío de más de mil soldados a la ciudad para sofocar la violencia. Esta decisión se produjo después de que el último asesinato desencadenara la reacción de los residentes, hartos del exceso de violencia en la ciudad.

Hombres armados abrieron fuego contra un grupo de niños a la salida de una celebración. Tres primos pequeños de Máximo Jerez, de 11 años, muerto en el tiroteo, resultaron gravemente heridos, entre ellos un niño de dos años. Máximo era conocido en su barrio por su afición al fútbol. Jugaba en el equipo local, Los Pumas.

Unas semanas antes, Lorenzo Altamirano, profesor de música y malabarista de 28 años, fue secuestrado cuando volvía a casa después de ensayar con su banda de punk. Su cuerpo lo encontraron más tarde en la entrada del estadio de Newell’s Old Boys, el Estadio Marcelo Bielsa, bautizado así en honor a Marcelo Bielsa, ex entrenador del Leeds United.

El sábado, un hombre fue acribillado mientras estaba sentado en su patio. El día anterior, otro había anunciado en Internet la venta de su moto. La persona que acudió a verla le disparó en la cabeza.

Adolescentes de barrios pobres de Rosario son reclutados por bandas para vender cocaína y cannabis. Se les conoce como “soldaditos”. Gran parte del hampa de Rosario está controlada por Los Monos, pero se enfrentan a una competencia cada vez mayor de varios rivales más pequeños, todos ellos ansiosos por hacerse con una parte de los beneficios.

Esta rivalidad entre bandas ha convertido a Rosario en la capital argentina del asesinato. En los últimos 14 meses se han producido casi 300 homicidios, y son los jóvenes de la ciudad quienes pagan el precio más alto. Las estadísticas muestran que los jóvenes menores de 21 años representan una cuarta parte de todas las víctimas de homicidios.

Argentina es el un campo de batalla de las organizaciones de narcotraficantes que garantizan las líneas de suministro de cocaína a Estados Unidos y Europa.

A medida que las autoridades incautan droga que sale de Colombia, los puertos de Chile, Argentina y Uruguay han sido transformados en bases operativas del crimen organizado, para eludir los crecientes esfuerzos de interdicción en el Caribe y el Atlántico Norte. Esta expansión hacia el sur ha llevado ramificaciones inquietantes en países que un tiempo eran considerados como los más seguros de América Latina.

En Argentina, el problema amenaza con eclipsar el resultado de las elecciones de este año, votaciones que estaran dominadas por la política económica y planes del gobierno, en un país golpeado por una crisis tras otra.

Pocas horas después del funeral del niño Máximo Jerez, los furiosos habitantes de la localidad intentaron linchar al líder de una banda local, sospechoso de ser el responsable de su asesinato. Los residentes prendieron fuego a las casas utilizadas por la banda para vender drogas. La policía luchó por mantener el orden mientras los vecinos armados con machetes exigían la detención de los miembros de la banda.

Los canales de noticias locales emitieron imágenes en directo de personas prendiendo fuego y lanzando piedras contra la casa del sospechoso, que en un momento dado tenía una pistola en la mano, aparentemente decidido a usarla. El individuo fue detenido por la policía, pero tras llevárselo, los vecinos destrozaron su casa y robaron sus pertenencias.

“No queremos otro Máximo (muerto. ndr) en el barrio, estamos cansados de todo, cansados de que nos roben y de que nuestros hijos mueran”, dijo Antonia Jerez, tía del niño.

“Mi sobrino ya no está aquí, lo mataron y todo el barrio está de luto, enfadado”.

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