Dicen que a caballo regalado no se le mira el diente. Pero en este caso, el caballo viene con cuatro turbinas General Electric, más de 200 asientos y una suite dorada que haría sonrojar al mismísimo Luis XV. El Boeing 747-8 que la familia real de Qatar tenía estacionado con más horas de hangar que de vuelo, fue “generosamente cedido” al expresidente Donald Trump. ¿Filantropía del Golfo? ¿Obsolescencia programada con moño diplomático?
Mientras Boeing posterga entregas por piezas faltantes, obreros faltantes y credibilidad faltante, en el Medio Oriente deciden que es más barato regalar el avión que seguir pagando el estacionamiento en Doha. Eso sí: con menos de 50 vuelos a cuestas, la aeronave ya huele a souvenir diplomático.
Trump, que vive entre el marketing y la megalomanía, lo celebró como si le hubieran devuelto el Air Force One. Pero algunos técnicos señalan discretamente que el mantenimiento de esa mole no es para cualquiera. Ni para cualquier billetera.
En resumen: Boeing retrasa entregas, los qataríes regalan sus aviones de lujo y Trump agranda su hangar sin gastar un centavo. ¿Será este el primer caso de “dumping diplomático aeronáutico”?
Porque sí, a caballo regalado no se le mira el diente… pero a jumbo prestado, por las dudas, revisale las alas.
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