El neo Presidente argentino Javier Milei, asumirá el domingo uno de los desafíos económicos más difíciles del mundo.
Argentina, que por décadas ha sido gran exportador de alimentos y una de las naciones más ricas del mundo, ha caido en desgracia, debido a la pésima gestión de gobiernos cleotomaniacos, que han empobrecido la economía del pais, creando laberintos de controles artificiales de precios y tipos de cambio.
Milei, ha dado un giro dramático hacia la moderación desde que ganó las elecciones. A un día de alcanzar su cargo, ¿cuáles son los principales desafíos económicos que los gobiernos precedentes han dejado?
Desde el siglo pasado, los problemas de Argentina han sido el gasto excesivo del gobierno. El desborde del estado, se ha triplicado en las últimas dos décadas con la regencia Kirchner, ampliando la nómina del sector público, otorgando fuertes subsidios al combustible y la electricidad e impulsando planes sociales de subvención.
Los empleos públicos aumentaron un 35 por ciento entre 2011 y 2022, mientras que los empleos en el sector privado incrementaron sólo un 3 por ciento durante el mismo período. Esto ha llevado a déficits presupuestarios continuos de más del 4 por ciento del producto interno bruto, a pesar de los niveles impositivos que están muy por encima del promedio de toda latinoamérica.
Tomando en cuenta que Argentina no puede pedir dinero prestado en los mercados internacionales desde su noveno incumplimiento soberano en 2020, el actual gobierno kirchnerista ha recurrido a la impresión de dinero para ayudar a financiar el déficit. La oferta monetaria ha desbordado y el valor del peso ha quedado exhausto. Los estrictos controles sobre las divisas han provocado un floreciente mercado negro del dólar , alentando a los exportadores a acaparar bienes, en lugar de enviarlos a tipos de cambio oficiales artificialmente bajos. Las reservas internacionales netas de Argentina son en total negativas, según la mayoría de los economistas.
El colapso del valor del peso ha alimentado la inflación, que ahora se encuentra entre las más altas del mundo. Las Bolsas pronostican que la inflación anual de Argentina será del 210 por ciento para fines de diciembre de éste año y advierte que es probable que aumente aún más en el primer semestre del 2024, lo que podría ponerla a niveles de Sudán y Zimbabwe. La tasa de interés de referencia del banco central ha subido hasta el 133 por ciento para compensar a los depositantes por la inflación galopante.
Para absorber un gran excedente de pesos en los mercados internos, el banco central de Argentina ha emitido notas a corto plazo que pagan intereses en los mercados monetarios locales. Esos pasivos superan los 20 billones de pesos (casi tres veces la base monetaria) y generan fuertes pagos de intereses a los bancos que los mantienen.
Después de una crisis de mercados en 2018, el anterior gobierno de centroderecha recurrió al FMI para solicitar un rescate sin precedentes. Todavía le debe al fondo 43 mil millones de dólares de ese rescate, lo que lo convierte en el mayor deudor de la organización con sede en Washington. En 2020, Argentina también reestructuró 65.000 millones de dólares de deuda con acreedores del sector privado. El FMI estima que la deuda soberana total en moneda extranjera de Argentina es de 263.000 millones de dólares.
Los argentinos mantienen grandes cantidades de dólares en efectivo dentro del país, ya que la moneda estadounidense se utiliza ampliamente para ahorros y grandes transacciones, como la compra de propiedades. El jefe del banco central, Miguel Pesce, estimó en 2021 que los argentinos tenían 200.000 millones de dólares en efectivo dentro del país, lo que, según dijo, representaba el 10 por ciento de todos los dólares estadounidenses en circulación en el mundo. Un proyecto de ley presentado el año pasado en el Senado de Argentina estimó que sus ciudadanos poseían otros 418.000 millones de dólares en activos, en su mayoría no declarados, en el extranjero.
La enorme tarea de enderezar las funestas finanzas públicas de Argentina que enfrentan Milei y su ministro de economía designado, Luis “Toto” Caputo, incluirá desmantelar los controles y distorsiones actuales, así como estabilizar la economía, todo ello sin desencadenar una explosión de la inflación o un colapso de la economía.
Si en lugar de una motosierra Milei usa un cincel para labrar la economía argentina, la historia lo recordará siempre como un Portento Argentino.
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