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Javier Milei promete privatizaciones masivas

ElCanillita.info, 20/11/2023
Javier Milei, de 53 años, que en su campaña se comprometió a utilizar una motosierra para cortar el abultado Estado argentino, enumeró la vasta empresa energética YPF, parcialmente nacionalizada, junto con varios medios de comunicación bajo control estatal, como los primeros objetivos de las ventas del Gobierno una vez que asuma el cargo el próximo mes. “Todo lo que pueda estar en manos del sector privado estará en manos del sector privado”, afirmó.

No habrá lugar para las emisoras estatales, añadió. “No suscribo estas prácticas de tener un ministerio de propaganda”.

En la misma entrevista con la cadena de radio privada Mitre, reveló que esperaba visitar Estados Unidos e Israel antes de su toma de posesión, el 10 de diciembre.

El ex comentarista de televisión, que tiene dos maestrías en economía y se convirtió en diputado hace tres años, fue el claro vencedor de la reñida segunda vuelta del domingo, al obtener casi el 56% de los votos, más de 11 puntos por delante de su rival de izquierdas, el actual ministro de Economía Sergio Massa. El domingo por la noche, dirigiéndose a sus jubilosos seguidores reunidos en un céntrico hotel de Buenos Aires, prometió que Argentina experimentaría un cambio transformador bajo su presidencia. “Adoptaremos un modelo de libertad para volver a ser una potencia mundial”, afirmó.

Massa dijo a sus abatidos seguidores: “Los argentinos hemos elegido otro camino”.

Milei, cuyo peinado alocado y su teatralidad radical de estrella de rock durante la campaña contribuyeron a consolidar su imagen de recién llegado iconoclasta, ha prometido cerrar el banco central del país, introducir el dólar estadounidense como moneda, recortar drásticamente el gasto público, reducir el número de ministerios de 18 a 8 y llevar a cabo privatizaciones a gran escala. También ha propuesto transferir la autoridad del sistema penitenciario de Argentina de los civiles a los militares y celebrar un referéndum para decidir si se vuelve a penalizar el aborto, legalizado en 2020.

Se había especulado con la posibilidad de que se viera obligado a proceder con relativa lentitud en algunos de sus planes, dado que no tendrá mayoría en el Congreso. Pero, aparentemente animado por el amplio margen de victoria, sugirió que la velocidad será esencial. “A menos que avancemos rápidamente con las reformas que este país necesita, nos veremos inmersos en la peor crisis de nuestra historia”, afirmó.

Las felicitaciones de los líderes mundiales no se hicieron esperar, aunque en algunos casos fueron moderadas. El Presidente de Brasil, Lula da Silva, un izquierdista descrito por Milei como “comunista”, se limitó a “felicitar a las instituciones argentinas por la conducción del proceso electoral y al pueblo argentino que participó en la jornada electoral de forma ordenada y pacífica”. No mencionó a Milei por su nombre y no tiene previsto asistir a la toma de posesión el mes que viene, según el Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño.

El presidente Petro de Colombia tuiteó: “La extrema derecha ha ganado en Argentina. Es la decisión de su sociedad”. Donald Trump ofreció su apoyo a un hombre que a menudo ha sido aclamado como el Trump de Argentina. “Estoy muy orgulloso de ti”, dijo.

Uno de los muchos planes polémicos de Milei es reducir todas las relaciones con China, el segundo socio comercial de Argentina, por detrás de Brasil. El gobierno chino, sin embargo, pareció desentenderse de la amenaza durante la habitual rueda de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores celebrada ayer en Pekín.

Los votantes festejaron en las calles del centro de Buenos Aires y los automovilistas hicieron sonar sus bocinas al conocerse el resultado. Alrededor de la famosa torre del Obelisco, miles de partidarios del presidente electo ondeaban banderas, tanto la azul y blanca argentina como las amarillas de la coalición de Milei, Avances Libertarios.

Milei ganó en todas las provincias argentinas menos en tres, la mayor derrota hasta ahora del peronismo, el sistema de gobierno estatista que lleva el nombre de su fundador, Juan Perón, y por el que el país ha vivido la mayor parte de los últimos 75 años. En su discurso de victoria, Milei calificó al peronismo de “modelo de decadencia” que, según él, no ha hecho más que empobrecer al pueblo y enriquecer a su propia clase política.

La votación se celebró en medio de una grave crisis económica, con una inflación superior al 140%, el peso hundido frente al dólar y más del 40% de la población en la pobreza. La mitad de los argentinos recibe algún tipo de prestación, pero la inflación se ha comido el valor de la mayor parte de esas ayudas.

Mientras el país analizaba el inesperado amplio margen de la victoria de Milei, algunos lo vieron como un claro voto de castigo contra el Gobierno peronista de izquierdas del presidente en funciones Fernández y su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Los intentos de Massa de distanciarse del gobierno en el que sirvió no habían convencido en gran medida a los votantes.

La investidura presidencial tendrá lugar en Buenos Aires. Una preocupación inmediata es si habrá protestas masivas, ya que el nuevo gobierno vira bruscamente de la izquierda a la derecha al tiempo que promete una terapia de choque para la economía.

Milei reconoce que existe un riesgo. “Dentro de la ley, todo”, advirtió. “Fuera de ella, nada”.

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que ser argentino era sinónimo de ser rico. “Es tan rico como un argentino” era la frase que se escuchaba en los salones de París y Londres.
Eso ocurría a principios del siglo XX, cuando la nueva república, con sus vastos recursos naturales, era dos veces más rica que su antiguo amo colonial, España. En 1910, casi el 4% de todo el oro del mundo estaba depositado en las cajas fuertes de Buenos Aires.

Los grandes bulevares de la capital, el exuberante teatro de la ópera Colón, donde Javier Milei fue a ver Madama Butterfly el pasado viernes, y el campo de polo, en el corazón de la ciudad, son testimonio de aquellos tiempos. ¿Cómo ha ido tan mal?

Argentina ha incumplido nueve veces, más que ningún otro país, y sus deudas ascienden a la friolera de 600.000 millones de dólares. Las reservas de oro están agotadas desde hace tiempo.

Dos factores son clave: un gobierno inestable y el populismo. Entre 1930 y 1983, Argentina sufrió una serie de golpes de estado que desembocaron en gobiernos militares, alternados con gobiernos civiles, que socavaron el Estado de derecho y la inversión durante medio siglo, cuando muchos de sus rivales mundiales estaban transformando sus economías.

Juan Perón, que ocupó la presidencia por primera vez en 1946 y cuyo legado, el peronismo, perdura hasta nuestros días, creía en un Estado fuerte e intrusivo, que trabajara junto a poderosos sindicatos. Estableció en Argentina amplios planes de bienestar y políticas económicas proteccionistas que le han convertido en un héroe para algunos, a costa del crecimiento. Perón murió en 1974, pero sus políticas perduran.

Un tercio de los argentinos con empleo a tiempo completo son empleados del Estado. Los servicios públicos están fuertemente subvencionados. El gobierno acumula un enorme déficit y paga sus facturas principalmente imprimiendo dinero.

Milei propone poner fin a todo esto. El país, insiste, necesita un tratamiento de choque o se convertirá en una barriada.

Pero, ¿podrá revertir un siglo de decadencia en los cuatro años que faltan para las próximas elecciones? Sus oponentes ya susurran que su tratamiento será peor que la enfermedad. Predicen que su mandato será breve.

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