ElCanillita.info, 23/10/2023
El ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, desafió a las encuestas y se situó en primer lugar en las históricas elecciones celebradas el domingo por la noche, por lo que se enfrentará al ultraderechista Javier Milei en la segunda vuelta de noviembre.
Massa obtuvo el 36% de los votos, frente al 30% de Milei, aunque no alcanzó el umbral del 45% necesario para ganar.
La tercera favorita y ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ha quedado eliminada de la carrera, y por detrás de los tres candidatos se situaron los políticos Juan Schiaretti y Myriam Bregman.
Desde su victoria en las primarias de agosto, el libertario de pelo salvaje Milei era considerado el favorito.
A medida que llegaban los votos, las calles cercanas a la sede de Massa se llenaban de miles de simpatizantes que tocaban tambores y ondeaban cientos de banderas.
Massa, de 51 años, es considerado el candidato peronista de izquierda de la clase trabajadora, pero se ha enfrentado a críticas por haber supervisado niveles anuales de inflación del 138% e indices históricos de pobreza del 40%.
Para ganarse a los votantes, se lanzó a un derroche preelectoral, eliminando el impuesto sobre la renta a unos 800.000 ciudadanos, suprimiendo el IVA de los productos básicos y concediendo ayudas monetarias a millones de personas.
Milei, de 53 años, fue cantante de una banda de rock, economista, comentarista de televisión y ahora político. Acaparó la atención pública por sus encendidas diatribas y por blandir una motosierra en los mítines para evocar los recortes que planea hacer al hinchado Estado.
Muchos han comparado su enfoque populista con el del presidente estadounidense Donald Trump y el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro, cuyo hijo estuvo presente en el búnker electoral de Milei el domingo.
Milei hizo campaña para destruir lo que él llama la casta política y prometió recortar el gasto público, reducir a la mitad el número de ministerios y sustituir la moneda local por el dólar estadounidense.
El domingo por la tarde, cientos de personas se reunieron para ver al iconoclasta depositar su voto, coreando “Milei, Presidente” y acercándose para tocar al autodenominado anarcocapitalista.
Pero sus promesas electorales pueden haber llevado demasiado lejos a algunos votantes, con propuestas sociales extremas que siembran la división y el descontento.
Milei se opone al aborto, quiere facilitar la compra de armas y niega que el ser humano sea responsable del cambio climático.
Incluso ha apuntado al Papa, llamando a su colega argentino “izquierdista sucio” y enfadando a un país que tiene dos tercios de católicos.
El domingo por la noche, frente a su sede, la multitud también tocó tambores y entonó cánticos electorales, pero en un número significativamente menor.
Muchos rechazaron la noticia de que había quedado en segundo lugar, haciéndose eco de algunos comentarios anteriores del propio Milei sobre el fraude electoral.
Pero en Argentina, como demuestan los hechos, todo es posible. En las elecciones de 2015, el candidato que quedó en segundo lugar triunfó en la segunda vuelta.
La contienda ahora será entre dos movimientos que proponen políticas económicas radicalmente diferentes, ambas consideradas económicamente inviables.
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