ElCanillita.info, 29/08/2023
La economía argentina pende de un hilo. En lo que va de año, el valor del peso en el mercado negro ha caído más de la mitad frente al dólar y la inflación anual ha alcanzado el 113%. Las únicas reservas de divisas que le quedan se las presta China. Los responsables políticos recurren a la impresión de pesos para cubrir las facturas del gobierno y evitar hacer ver la hiperinflación. En vísperas de las elecciones presidenciales de Octubre, los candidatos saben que el resultado depende de las soluciones que propongan. Javier Milei, el economista libertario que una vez destrozó una maqueta del banco central en directo por televisión, y que se impuso inesperadamente en las recientes primarias electorales, eliminaría el peso y convertiría el dólar estadounidense en la moneda de curso legal en Argentina.
Sin embargo, la economía puede implosionar antes de que ningún candidato consiga arreglarla. El 23 de Agosto, el gobierno convenció al FMI para que desbloqueara un tramo de 7.500 millones de dólares de su programa de rescate, su única esperanza para hacer frente a los pagos de la deuda en dólares y evitar el impago. La reticencia del FMI no se debe a que Argentina esté en quiebra -el objetivo del Fondo es prestar a estos países-, sino al hecho de que la mayor parte del dinero que Argentina debe devolver este año está prometido al propio Fondo. Argentina es uno de los pocos países cuyo mayor acreedor es el FMI, al que debe 40.000 millones de dólares, aproximadamente un tercio de su deuda externa. Con su apoyo, el FMI ha retrasado el desastre. También ha prolongado una situación cada vez más absurda.
De frente a ésta situación, nace espontáneo preguntar ¿en qué están pensando los mandatarios de Argentina y Brasil?
Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, y Alberto Fernández, su homólogo argentino, anunciaron en el mes de Enero que iniciarían los preparativos para una moneda común, que podría desembocar en una unión monetaria completa, lo que uniría a la mayor economía de Sudamérica con una de las más enfermas.
La idea tiene su historia, no es nueva. Primero fue el “gaucho”, una moneda destinada a sustituir al cruzado brasileño y al austral argentino, hasta que se abandonó el concepto en medio de las turbulencias económicas de 1988.
Le siguió la propuesta de los miembros del Mercosur de adoptar una moneda común, y el sucre, un experimento liderado por Venezuela, que aspiraba a reducir la dependencia del dólar en el continente. Argentina es propensa a vender reservas de divisas para apuntalar el peso, por lo que siempre le faltan dólares para pagar préstamos e importaciones. Una moneda común crearía reservas alternativas y facilitaría el comercio entre países vecinos. Brasil es el mayor socio comercial de Argentina. Al apoyar la idea, Lula, como se conoce al Sr. Silva, obtiene un impulso en su reputación al ser visto como un revulsivo para la cooperación regional.
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