Argentina
El nuevo capítulo del tango argentino entre el Estado y los docentes universitarios promete ruido, ausencias y mucho serrucho en escena. La Conadu Histórica confirmó un paro nacional de 72 horas —miércoles 12, jueves 13 y viernes 14 de noviembre— que dejará las aulas vacías y las promesas aún más huecas.
El congreso del gremio reunió a 84 representantes de universidades de todo el país, y la votación fue unánime: continuar el plan de lucha en defensa de la educación pública. No hay pizarrones, pero sí pancartas; no hay parciales, pero abundan las paritarias postergadas.
“Profundo deterioro salarial” y “falta de respuestas” son las frases que ya parecen parte del himno institucional de las federaciones. El Gobierno, mientras tanto, hace equilibrio entre la motosierra presupuestaria y la foto de campaña con estudiantes sonrientes.
El reclamo no es nuevo, pero el contexto sí: inflación sostenida, becas recortadas y presupuestos que llegan tarde y flacos. La Ley de Financiamiento Universitario duerme el sueño de los justos mientras las universidades hacen malabares con los insumos, la luz y la paciencia.
En los pasillos se respira mezcla de bronca y resignación. “Defendemos la universidad pública”, repiten los gremios. Desde la Rosada, silencio administrativo: ni convocatorias, ni soluciones.
Tres días sin clases, 84 mandatos y un país que ensaya, otra vez, el eterno número de equilibrio entre las promesas y la tiza. En el escenario, los mismos protagonistas: el Gobierno con su partitura de ajuste, los docentes con sus pancartas, y la educación bailando —a paso forzado— el viejo baile del serrucho.
🔥✍️ ©2025 Redacción cultural, con asistencia del Laboratorio de Realismo Callejero
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