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La Energía de la Duda

Moisés en el Sinaí ante la Duda
Ni trueno, ni zarza ardiente. Esta vez, lo que baja del cielo es un signo de interrogación. Con las tablas en una mano y el ceño fruncido, Moisés contempla la incertidumbre como nuevo mandamiento.

ElCanillita.info
Washington, Teherán o la estratósfera – 23/06/2025
Veinticuatro horas después de que el presidente Donald J. Trump asegurara con aplomo que el programa nuclear iraní había sido “completa y totalmente destruido” por el poderío antibúnker y la puntería del misil Tomahawk, la realidad geopolítica –como el uranio– parece resistir a la fusión definitiva.

Porque si bien las bombas cayeron, los titulares explotaron, y el presidente se atribuyó una victoria de proporciones bíblicas, en los pasillos del Pentágono, los tonos fueron… digamos, más contenidos. Altos mandos del Departamento de Defensa prefirieron no confirmar ni desmentir lo irreparable, mientras expertos nucleares recomiendan prudencia: “No es lo mismo volar una centrifugadora que evaporar las reservas de uranio”, explican. Y es aquí donde la física choca contra la retórica.

El vicepresidente J.D. Vance, con su habitual tono de hombre que quiere sonar tranquilizador sin revelar demasiado, declaró ante la cadena ABC:

“Trabajaremos en las próximas semanas para asegurarnos de hacer algo con ese combustible.”

Se refería, claro, a ese pequeño detalle técnico: varias toneladas de uranio enriquecido al 60% –suficiente para unas nueve o diez bombas nucleares caseras, según quien cuente– que podrían no haber sido alcanzadas por el ataque.

Un matiz que algunos medios estadounidenses han captado con rapidez, introduciendo un nuevo protagonista en la saga: la Duda. Esa figura incómoda que ni el más sofisticado dron puede eliminar.

Por su parte, el secretario de Defensa Pete Hegseth y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Dan Caine, intentaron mantenerse en la delgada línea entre “operación exitosa” y “veremos en unas semanas”. En su informe preliminar, hablaron de “graves daños y destrucción” en los tres sitios atacados por los B-2 y los Tomahawk. No obstante, el párrafo clave fue el que no dijeron: la devastación real aún está por verificarse.

Mientras tanto, en Irán se habla menos. El régimen guarda silencio oficial, aunque algunas imágenes satelitales muestran movimientos logísticos que podrían ser limpieza… o reubicación. El juego de sombras nucleares ha comenzado.


En resumen:
La narrativa oficial festeja una victoria táctica. Pero la pregunta estratégica sigue viva:
¿Golpe fulminante o apenas un sacudón?
¿Triunfo mediático o realidad postergada?
¿Una bomba menos… o una duda más?

En todo caso, el uranio –ese noble elemento que no entiende de redes sociales– sigue siendo una cuestión de peso.


Redacción internacional, con asistencia del Laboratorio de Realismo Callejero
© ElCanillita.info – CAP-88
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