ElCanillita.info
Argentina, 03/06/2025
Por Juan Soldado – Especial para ElCanillita.info
El 3 de junio conmemoramos el natalicio de Manuel Belgrano, prócer de toga y sable, impulsor de la educación, creador de la bandera y, según la versión oficial, inspiración para celebrar el Día del Soldado Argentino. Hasta ahí, todo bien.
Pero ¿a qué soldado homenajeamos hoy?
¿Al que aparece en los manuales de primaria, impecable y de perfil? ¿Al del desfile, con uniforme y banda de música?
¿O al que hoy duerme en una celda preventiva desde hace una década sin condena ni juicio?
¿O al que combatió en Malvinas y hoy camina con la pensión congelada y la mirada clavada en el suelo?
Preguntémoslo de otro modo:
¿Se sentiría orgulloso Belgrano de ver cómo se trata hoy a sus herederos?
No hablamos de héroes mitológicos ni de mártires esculpidos en bronce. Hablamos de hombres de carne y hueso.
De aquellos que juraron defender la patria con el cuerpo, mientras otros se la rifaban desde despachos bien calefaccionados.
Soldados que, cuando ya no sirven para propaganda, pasan a la galería de los prescindibles.
Y mientras tanto, desde un sillón con escudo nacional y moño violeta, una secretaria devenida vice reemplazante balbucea lo que le dictan —con tono de “amiga de todos” y prácticas heredadas del patio del colegio—, ignorando que hay soldados vivos, con causas judiciales inconclusas, y soldados muertos, con tumbas sin flores.
El soldado argentino no es solo el que empuña un fusil. También es el que espera justicia.
Y el que, incluso olvidado, sigue parado en posición de firme.
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