
ElCanillita.info
Argentina, 11/05/2025
Por Don Tasa, siempre subido al interés
En la tierra del asado de cartón y las ideas a gas pimienta, la Argentina versión 2025 ha decidido que no hace falta más plata para la Ciencia. “Con un solo genio alcanza”, aseguran desde los pasillos del poder, mientras apagan la luz del CONICET y convierten los microscopios en ceniceros de oficina.
El plan es simple: si tenés un presidente que lee a Mises como otros leen el horóscopo, ¿para qué querés universidades, telescopios o neuronas funcionales? Lo importante es ahorrar. Y si la educación molesta, ¡zas! Tijeretazo. Si la ciencia investiga cosas que no se entienden, ¡fuera! Total, siempre queda TikTok.
El CONICET —que supo diseñar vacunas, satélites y hasta criar científicos de exportación— ahora es visto como un aguantadero de pensadores seriales. Esos molestos seres que formulan hipótesis, prueban, dudan y, peor aún, contradicen. ¿Cómo no recortarlos?
Las universidades públicas, por su parte, están adoptando el modelo autosustentable: cada alumno debe llevar su propia silla, pizarra y docente particular. Las becas han sido sustituidas por “vales de inspiración”, y en algunos casos, un afiche motivacional con la cara del líder.
“Hay que cortar con la grasa militante del pensamiento”, habría dicho un funcionario sin apellido (porque se fue antes de que llegara la AFIP). Y lo hicieron. Literalmente. Desde los cables de internet del INTI hasta las bata de los biólogos del Malbrán. Se acabó la ciencia de la Nación: bienvenidos al país de la fe ciega y la motosierra filosa.
¿Los cerebros que quedan? Están haciendo fila en Ezeiza, con sus diplomas escondidos en la valija, no sea cosa que los acusen de subversivos intelectuales. Mientras tanto, en la TV nacional, una panelista dice que el telescopio James Webb es kirchnerista. Y nadie lo desmiente.
Pero tranquilos: la Argentina sigue adelante. Aunque sin ciencia, sin universidad y sin desarrollo, nos queda el consuelo de que el Jefe sigue tocando la guitarra y explicando cómo funciona la economía… en su cabeza. Total, si el país se prende fuego, seguro es porque el fósforo era estatal.
Frase final de aliento:
“No llores por la Ciencia, Argentina… mejor reíte, mientras te quede luz para cargar el celular.”
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