ElCanillita.info
Argentina, 03/05/2025
En toda democracia que se precie, debería imperar la sacrosanta “Libertad de Prensa”. Esa misma que nos permite enterarnos de lo que hacen nuestros gobernantes, por más incómodo que sea. Pero tranquilos: para eso está Santiago Caputo, el asesor que demuestra con hechos (y cortes de grabación) que la verdadera libertad consiste en elegir qué informamos y qué sencillamente… no.
Quizá algunos pensaban que el periodismo consistía en documentar hechos de dominio público, contrastar fuentes o preguntarle a quien corresponda. Error: Caputo, que atendió Ciencias Políticas y Sociales… hasta donde le dio la paciencia, se encarga de recordarnos que la mejor política de comunicación es la del “¿pregunta incómoda? ¡cambio de tema y a otra cosa!”. Y si el micrófono insiste, pues mejor lo apagamos.
¿Y qué decir de esa dulce lección republicana en el Congreso? Nada como amedrentar a un diputado para fomentar el debate abierto. Al fin y al cabo, ¿para qué sirvió estudiar teorías de democracia y modelos de gobierno si no es para exhibir nuestra versión express de “a mí no me crucen”?.
Claro, algunos podrán llamarlo autoritarismo light, otros simplemente “falta de modales académicos” —tal vez esos manuales de Libertad de Prensa no estaban en su plan de estudios incompletos—. Pero, ¡qué más da! Lo importante es que, gracias a Caputo, el pueblo ya sabe: la transparencia es optativa, y la edición en caliente, obligatoria.
Bienvenidos a la era donde la prensa es libre… siempre que no transmita.
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