A muchas calles, plazas y edificios de Turín van unidas historias y anécdotas, a veces mágicas y un poco inquietantes, otras veces históricas y sonadas o a menudo divertidas y particulares. La historia de Via Cernaia, una de las calles más bellas de la capital piamontesa, que se extiende con sus soportales en el centro de la ciudad desde la plaza XVIII Dicembre hasta la plaza Solferino, esconde una de estas extrañas historias de Turín.
Vía Cernaia se llamó así en homenaje a la batalla homónima de Cernaia librada por el ejército sardo durante la guerra de Crimea el 16 de agosto de 1855. Y hasta aquí todo parece normal: una batalla, una calle y un nombre como recuerdo de este acontecimiento histórico como los hay en todas las ciudades de Italia y del mundo.
Sin embargo, hay algo extraño. El nombre original del lugar donde tuvo lugar la batalla, o más bien el nombre de la vía fluvial, es en realidad Čërnaja rečka. La pronunciación rusa del nombre es un poco diferente: se pronuncia “ciòrnaia rièchka”.
Cuando se decidió dar a la calle de Turín el nombre de esa batalla, se comprobó que la palabra, pronunciada en su versión original “ciornaia”, era demasiado parecida a la palabra dialectal “ciornia”. Esta palabra tiene dos significados en el dialecto: uno, más inocuo y menos problemático, es “sordo” o incluso “tonto” y el segundo, el que provocó el cambio de programa, indica en cambio el órgano sexual femenino.
¿Qué hacer entonces? A alguien se le ocurrió actuar utilizando directamente la traducción al italiano del original ruso “Čërnaja rečka”, que significa literalmente “pequeño río negro”, lo que se supone sea calle “La Negra”. Pero incluso allí, el “espiritu respetable” de Turín se opuso a esta adaptación que podía dar lugar a interpretaciones malintencionadas porque en dialecto “la nèira” indicaba una vez más el órgano sexual de las mujeres.
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