1. De Miami con fe (de mercado)
Javier Milei aterrizó en Miami como un predicador libertario en peregrinación. En el America Business Forum, entre luces de estadio y ovaciones en inglés de ocasión, volvió a su mantra preferido: “Argentina será grande cuando adore al mercado y exorcice al Estado”.
El auditorio, mitad empresarios, mitad curiosos, aplaudió como quien asiste a una misa carismática con promesas de redención financiera.
2. “Riesgo kuka” y otras epifanías
El Presidente habló del “riesgo kuka” como si fuera un virus tropical erradicado gracias a su cruzada. Dijo que el comunismo está derrotado, el socialismo del siglo XXI enterrado y el kirchnerismo convertido en fábula moral.
En esa narrativa, él no gobierna un país: dirige una terapia colectiva contra el estatismo. Y, por momentos, parece disfrutar más de bautizar conceptos que de gobernar realidades.
3. Un consenso sin consenso
Milei se jactó de haber logrado “un plan de estabilización exitoso con consenso social, pero sin consenso político”. Traducido: los números no cierran, pero el público aplaude.
En su lógica, la falta de apoyo político es una medalla: prueba de pureza ideológica. El problema es que los mercados —tan racionales— suelen exigir más que ovaciones.
4. La misa capitalista
“El momento de aprovechar las oportunidades es ahora”, arengó, pidiendo a los empresarios que inviertan como si les ofreciera indulgencias plenarias.
Propuso un “consenso capitalista” —una frase que haría sonreír a Adam Smith y temblar a Max Weber—.
Si el siglo XIX tuvo sus cruzadas religiosas, el XXI tiene sus cruzadas bursátiles: el dogma de Milei promete salvación vía offshore.
5. Agradecimientos celestiales
En un rapto de gratitud mística, agradeció a Donald Trump “por el acuerdo de carne argentina”, cuatro veces superior al anterior.
Un acuerdo aún no firmado, pero convenientemente bendecido desde el altar del foro.
Entre tanto incienso verbal, el detalle menor de la oposición de los ganaderos estadounidenses quedó, claro, fuera del sermón.
6. Escenografía con claros en las tribunas
El Kaseya Center no estuvo lleno, pero la fe no necesita multitudes: bastan los convencidos. Karina Milei en primera fila, Luis Caputo como apóstol económico, y un público deseoso de selfies patrióticas completaron la liturgia.
Los “¡viva la libertad, carajo!” resonaron más como letanías que como consignas políticas.
7. El guiño al “rubio profeta”
“Vamos a hacer a la Argentina y a América grandes otra vez”, proclamó, robando el eslogan a su mentor espiritual, Donald Trump.
Un guiño que confirma que Milei no viaja a EE.UU. en busca de inversiones sino de legitimidad simbólica: la bendición del padre fundacional del populismo neoliberal.
8. Zurdo por un día
Con Messi en el mismo escenario, el Presidente bromeó: “Yo también puedo felicitar a un zurdo”.
El chiste fácil ocultaba una verdad incómoda: el Milei orador se siente más cómodo en Miami que en el Congreso argentino. En los foros globales no hay interpelaciones, sólo aplausos.
9. Reformas para creyentes
Prometió un Congreso “más reformista de la historia” a partir de diciembre.
“Modernización laboral, desregulación y baja de impuestos”, enumeró, como si fueran los Tres Mandamientos del Nuevo Testamento libertario.
La reforma penal —mencionada de pasada— será la penitencia para los que no crean en el mercado.
10. El capitalismo moral
Pidió demostrar “la superioridad moral del capitalismo”.
La frase hubiera conmovido a Milton Friedman, pero en boca de un presidente que recorta presupuestos sociales suena a paradoja evangélica.
El capitalismo moral suele comenzar con promesas de redención y terminar con ajustes del FMI.
11. El devoto itinerante
Este fue su viaje número catorce a Estados Unidos en menos de un año.
El Presidente argentino viaja tanto que ya podría tener millas diplomáticas acumuladas.
Entre foros, cenas y fotos con multimillonarios, la gestión doméstica parece una escala técnica entre vuelos.
12. De Mar-a-Lago al paraíso
Tras el discurso en Miami, Milei fue a Palm Beach para asistir a la gala de la CPAC en el resort de Trump.
Allí, entre candelabros dorados y copas de champán, la política argentina se mezcló con el show conservador norteamericano.
El mensaje implícito: la nueva religión tiene templo, liturgia y patriarca.
13. Los nuevos santos del libre mercado
Nadal, Bezos, Nalbandian… la foto de familia incluyó deportistas e íconos del consumo global.
El Presidente se retrató con ellos como si fueran los apóstoles de un evangelio económico sin fronteras.
Argentina, mientras tanto, sigue esperando su multiplicación de los panes… o al menos de los salarios.
14. Fe, carne y capital
El Milei que habla en foros internacionales no es el economista incendiario de las cadenas nacionales, sino el vendedor de un milagro en cuotas: fe liberal a cambio de dólares.
Su prédica promete prosperidad inmediata, aunque la economía local aún no resucita.
15. Epílogo: el credo libertario
Si el kirchnerismo fue una liturgia populista, el mileísmo es su espejo invertido: una religión del mercado con profetas de Wall Street.
Ambas prometen redención, ambas buscan fieles.
La diferencia es que una predicaba igualdad y la otra rentabilidad.
En ambos casos, el altar sigue siendo el mismo: el poder.
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