El Banco Central argentino, obligado por Cristina Fernández a no convalidar la inevitable devaluación, ve como se escurren entre sus débiles dedos las escasísimas divisas de las que dispone.
El Banco Central argentino, obligado por Cristina Fernández a no convalidar la inevitable devaluación, ve como se escurren entre sus débiles dedos las escasísimas divisas de las que dispone.
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