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🗞️💰💹 🏛️ Hazte la fama y échate a dormir

En los tribunales de Manhattan, la patria cripto de Javier Milei acaba de sumar un capítulo que ni el propio Satoshi Nakamoto podría haber programado. Una jueza federal norteamericana —Jennifer Rochon, para más datos— negó un embargo multimillonario pedido por fondos que buscan cobrarle a la Argentina, pero dejó flotando una sospecha que arde más que el mate libertario: que detrás del token $Libra no estaría el Estado, sino el propio Milei, su hermana Karina y el empresario Hayden Davis.

La resolución, de 33 páginas y cero pelos en la lengua, calificó el intento de los fondos como “una excursión de pesca”. Lo curioso es que, en esa pesca, el anzuelo terminó enganchando más cerca de la Casa Rosada que del Banco Central. Los demandantes querían pruebas para vincular los activos de $Libra con la Argentina; la jueza, en cambio, vio indicios de que la red de beneficiarios podría tener nombre, apellido y peinado presidencial.

En lenguaje jurídico, Rochon fue prudente; en lenguaje político, fue un misil. Negó el embargo, sí, pero deslizó que los supuestos fondos “no pertenecerían al Estado argentino”, sino a “personas del entorno presidencial”. Traducción libre: la revolución monetaria podría tener dueños más de carne y hueso que de patria y bandera.

Entre los documentos que los fondos quisieron incorporar había de todo: capturas de redes sociales, acuerdos preliminares con empresas cripto y hasta correos con un periodista deportivo que —según ellos— participó en la difusión de Libra. Una mezcla de The Big Short con La Casa de Papel, versión porteña y con moto incluida.

El Gobierno argentino, oficialmente, calla. Pero el silencio tiene ruido a pánico contable. En la trinchera libertaria, algunos ya ensayan la defensa clásica: “es una operación del establishment internacional”. Lástima que, esta vez, el establishment viste toga y firma desde el Distrito Sur de Nueva York.

Mientras tanto, los fondos buitres se relamen: no cobraron los 1.500 millones, pero sembraron una duda que vale oro digital. Y en la jungla financiera global, una duda bien plantada cotiza mejor que un juicio ganado.

Hazte la fama, dice el refrán, y échate a dormir. Pero si tu fama es cripto, mejor no cierres los ojos: en Wall Street no se duerme, se arbitra.

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