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Respirar, pero con testigo

ElCanillita.info
Argentina, 21/06/2025

Respuesta editorial a “¡No respiren!” de Enrique Guillermo Avogadro

Redacción de ElCanillita.info

“La política tiene un solo objetivo: dar respuesta a los terrores humanos”
— Giuliano da Empoli

Y la Argentina tiene otro: buscar culpables, distraer y seguir respirando con lo justo… pero sin testigos.


La advertencia de Enrique Avogadro —¡No respiren!— no es solo metáfora, es diagnóstico. Diagnóstico urgente de una humanidad con el oxígeno moral en caída y las manos atadas al reloj nuclear.

El conflicto entre Israel e Irán, con sus derivadas planetarias, encuentra a la Argentina mirando de costado, como quien espía por la ventana mientras en el pasillo se agarran a tiros. Pero no nos engañemos: lo que sucede allá, también respira acá.

Y sin embargo, lo más asfixiante —como bien marca Avogadro— no es la amenaza nuclear, sino el hedor de la impunidad local. Porque mientras el mundo tiembla por bombas atómicas, nosotros seguimos tropezando con el mismo cascote: la bomba de humo judicial.

Cristina: el privilegio domiciliario más largo del mundo

Desde su balcón de Constitución, Cristina Fernández no mira a Teherán. Mira su propio ombligo jurídico. El mismo que fue bendecido por el Tribunal Oral Federal N° 2, ese curioso artefacto institucional que actúa con mayor sensibilidad que una aplicación de delivery: entrega sentencias según la dirección fiscal del cliente.

¿Domicilio en Río Gallegos para cobrar desarraigo? Perfecto.
¿Domicilio en Capital para cumplir arresto? También.
¿Visitas sin límite, con arengas desde el balcón? Bienvenidas.
¿Vecinos rodeados de energúmenos con megáfono y parrilla? Daños colaterales.

Lo cierto es que Argentina no está tan lejos de la guerra. Está librando una silenciosa: la guerra del sentido común contra el aparato del privilegio.

Una república de dos pulmones

Mientras Israel se defiende como puede, y Estados Unidos sopesa si entrar o no en un infierno geopolítico, Argentina ya tiene su infierno armado: una justicia selectiva, una política clientelar que se autoprotege, y una sociedad que, cansada de oler el mismo gas, ya no reacciona ni con lágrimas.

Avogadro habla del invierno que comienza. Nosotros advertimos: en la Argentina, el invierno no termina nunca. Se recalienta solo para las hogueras mediáticas o los fuegos de artificio electorales.

De la Triple Frontera al balcón presidencial

Hezbollah en la Triple Frontera, una base china en el sur, la Plaza de Mayo como escenario de mística decadente, y la Cúpula de Hierro convertida en domo de utilería… todo suena como una distopía regional con escenografía prestada.

Pero la distopía es local. La pregunta no es si la guerra llegará.
La pregunta es: ¿cuánto nos queda por perder antes de dejar de llamarnos República?

Y aún más urgente:

¿Cuánto nos queda por callar hasta que respirar sea delito?


Nota final
Gracias, Enrique, por alzar la voz en medio del sopor nacional.
Desde El Canillita, devolvemos el aire con esta nota.
Y prometemos seguir respirando… aunque sea con testigo.


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Leer la nota original en el blog de Enrique G. Avogadro

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