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Roma no paga a los traidores

Buenos Aires, 31/03/2025
Por Enrique Guillermo Avogadro
Evidentemente, Javier Milei y su equipo económico – y con ellos, todos nosotros – se encuentra bajo fuego graneado, tal como demuestra el casi nulo impacto en las cotizaciones, los bonos y las acciones argentinas – y con ellos, el riesgo-país- que tuvo la confirmación, por parte del FMI, de la magnitud del crédito que la Argentina recibiría en el corto plazo.

Hay mucha gente jugando fuerte en el mercado cambiario a favor de una devaluación inmediata y, por eso, los demás deberíamos estar prendiendo velas para que el desembolso se concrete lo antes posible porque, si se demorara otras tres semanas, las reservas del Banco Central seguirán yéndose a un ritmo alarmante y creciente.
Y ojalá lleguen en el entretiempo los crédito-puente que hemos pedido al Banco Mundial, a la CAF y al BID, porque darían fortaleza a esas asediadas reservas y calmarían a los especuladores.

Seguramente, a partir de mayo también veremos el ingreso de divisas provenientes del campo y de las exportaciones de energía, y permitirán tranquilizar las aguas, comenzar a levantar gradualmente el cepo, mejorar la microeconomía y dar soporte político al Gobierno de cara a las elecciones legislativas. Pero no sólo se trata de ataques enemigos, sino que el fuego amigo está dañando seriamente la imagen de La Libertad Avanza.

Los papelones protagonizados, con tono de folletín berreta, por sus legisladores en la Cámara de Diputados, no son gratuitos así como tampoco lo son las expulsiones de algunas figuras originarias y sus reemplazos por tránsfugas provenientes de otras fuerzas a los que, como juran lealtad eterna mientras cruzan los dedos a la espalda, se recibe con los brazos abiertos bajo la consigna “los que la vieron”.

Pero sucede que, en su mayoría, esos neo creyentes provienen de las filas del Aceitoso Massa, cuando no directamente de La Cámpora, con todo lo que ello implica para el futuro de sus nuevas lealtades. También Karina Milei y Santiago Caputo deberían respetar aquella vieja máxima: Roma no paga traidores, puesto que así se cubrirían mejor las espaldas.
Lamentablemente, la pelea a fondo entre LLA y PRO – que podría traducirse como entre Mauricio Macri y Santiago Caputo – da cuenta del empecinamiento de este último en perseverar en el error y negarse a sellar una positiva alianza que permitiera desalojar al pero-kirchnerismo de la tan crucial Provincia de Buenos Aires, donde tiene su dirimente bastión electoral en la tercera sección electoral.

Pero Javier Milei sigue teniendo suerte en el terreno político, puesto que enfrente no hay nadie significativo.
Al innegable, aunque lento, eclipse del poder de Cristina Fernández al interior del pero-kirchnerismo, probado por la permanente sangría de gobernadores e intendentes que sufre, le impide – al menos, por ahora – imponer el liderazgo de su hijo Máximo ante un Axel Kiciloff envalentonado e injustificadamente esperanzado en asumir roles mayores a nivel nacional.

El radicalismo también atraviesa una crisis terminal, a la que sin duda se puede atribuir el origen en la insólita designación de Martín Lousteau como Presidente de su Convención Nacional; se trata de un personaje al que ni los propios miembros de sus bloques parlamentarios respetan ni, menos aún, obedecen.
El Frente Renovador del Aceitoso Sergio Massa, carga con la inolvidable y pesada mochila de la nefasta gestión de su jefe como Ministro de Economía del gobierno de los Fernández²y de su performance como fallido candidato a presidente por ese espacio. Como lo tiene bien presente, ha optado por desaparecer del escenario principal y sólo se ofrece – ¿cuándo no? – como gran pacificador y reorganizador del peronismo bonaerense.

Y el PRO se desgaja diariamente tanto por la fuga personal de algunos dirigentes de peso hacia el soleado campamento libertario cuanto por la rebelión que Horacio Rodríguez Larreta, montado sobre la buena imagen de su gestión como Jefe de Gobierno porteño, encabeza contra el fundador del partido.

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Roma no paga traidores

Esta frase, atribuida a la historia romana, “Roma no paga traidores”. Se utiliza a menudo para enfatizar la integridad y lealtad de la antigua Roma, que prefería enfrentar a los enemigos con honor en lugar de recompensar a quienes traicionaban a su país o a sus aliados..

Uno de los episodios más famosos vinculados a esta frase se refiere a la Segunda Guerra Púnica, cuando un ciudadano ibérico ofreció a Roma la oportunidad de traicionar y capturar al general cartaginés Aníbal. Se dice que los romanos se negaron, declarando que nunca recompensarían a un traidor..

La máxima “Roma no paga traidores” era una expresión usada como símbolo de la justicia y la integridad moral romanas. Aunque Roma no dudaba en recurrir a estrategias políticas sin escrúpulos, la traición directa y personal era vista con desprecio.

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