Argentina
Caputo celebra la “credibilidad” de las bandas cambiarias y promete dólares para 2026. Traducción al castellano llano: resistir, pagar, esperar… y confiar.
El ministro de Economía, Luis Caputo, salió a defender el esquema de bandas cambiarias con una frase de manual optimista: “ganaron credibilidad”. Lo dijo después de atravesar la tormenta financiera previa a las elecciones y lo presentó como una prueba de resistencia del plan. En criollo: el dólar no explotó y eso, para el Gobierno, ya es una victoria.
En el streaming oficialista Las tres anclas, Caputo explicó el programa como si fuera una coreografía bien ensayada. Habló de secuencias, recalibraciones y órdenes correctos. La idea central fue simple: no había margen para acumular dólares porque primero hubo que pagar lo que otros dejaron vencido.
Ahí apareció la distinción técnica que el ministro quiso subrayar: comprar dólares no es lo mismo que acumular reservas. Según su relato, el Estado compró divisas, sí, pero tres de cada cuatro se fueron directo a pagar deudas. No era ahorro, era supervivencia.
Caputo incluso puso números para darle peso al argumento: por cada dólar comprado, el 75% se usó para cumplir compromisos. Y remató con un dato de impacto: la deuda pública se habría reducido en unos 50.000 millones de dólares durante la gestión Milei. Ajuste, motosierra y pagos al contado como carta de presentación.
El ministro sostuvo que las elecciones fueron el punto de quiebre. Antes, dijo, el mercado jugaba a una sola ficha: el dólar. Salir antes del esquema de bandas, advirtió, habría disparado el tipo de cambio a $3.000. El miedo funcionó como ancla y la banda aguantó.
La “nueva etapa” empieza ahora, según Caputo, porque vuelve el financiamiento. Traducido: ya no todo dólar que entra se va por la canaleta de los vencimientos. “Vamos a poder acumular el dólar entero”, prometió, como si se tratara de juntar monedas después de meses pagando fiado.
En ese nuevo esquema, el Tesoro dejará de comprar dólares para pagar deudas y esa tarea pasará al Banco Central. No es magia, es calendario. Caputo lo resumió con una frase escolar: “el orden de los factores altera el producto”. Primero pagar, después juntar.
Sobre el ajuste de las bandas, el ministro negó una devaluación encubierta. Dijo que el dólar no cambió, que lo único que cambió fue el ritmo de actualización. Antes era fijo; ahora sigue a la inflación. Más flexible, más discrecional, más dependiente de que el ancla fiscal no se mueva.
El cierre fue de manual: con disciplina fiscal, la inflación bajará y el ajuste del dólar será cada vez menor. El plan, según Caputo, está funcionando. La pregunta que queda flotando no es técnica sino política: ¿cuánta credibilidad alcanza cuando la paciencia social sigue pagando en cuotas?
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