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🗞️🕊️🚶‍♂️🐬 La chica de Poco Correctos y mucho oportunismo

En la Argentina ya casi nada sorprende. Ni la inflación, ni los piquetes, ni el dólar con vida propia. Mucho menos que alguien pase de bailar en comparsas a ocupar una banca en el Congreso. Es el país donde pasamos de Gran Hermano al Ministerio y ahora de panelista del chusmerío a diputada, sin escalas y sin vergüenza. Señoras y señores: Virginia Gallardo, candidata nacional de Javier Milei por Corrientes. ¿Currículum? Sí, televisivo. ¿Experiencia? En cámara. ¿Responsabilidad política? Eso después lo vemos.

Su historia es conocida: provincia de Corrientes, carnavales, comparsa Ara Berá, salto a la televisión con Tinelli en 2007 como “soñadora” de Daniel Agostini —y como siempre pasa en los programas de chimentos, más se habló de romance que de talento. Después vino la temporada teatral del show barato con Ricardo Fort, la Tota Santillán y La Mole Moli. Una especie de submundo artístico que sirve de trampolín para saltar a cualquier cosa. Incluso a la política.

Luego vinieron los paneles. Porque si hay algo más argentino que el mate es el panelismo: hablar de cualquier cosa sin saber mucho del tema. Animales Sueltos, Polémica en el Bar, Intrusos, Socios del Espectáculo, Poco Correctos. Gallardo no solo aprendió a opinar de todo: también aprendió a pelear en vivo, una habilidad indispensable para cualquier futuro legislador argentino. ¿Debates serios? No. Pero guerra de egos, cizaña en cámara y gritos al aire: aprobado con 10.

Y entonces llegó la metamorfosis política: de panelista a militante libertaria. Primero tímida, después fanática. Defensa ciega del gobierno de Milei, retuits compulsivos, batallas en redes y un deporte nuevo: acusar de “ñoquis”, “kirchneristas” y “planeros” a todo aquel que no piense como ella. A tal punto escaló ese fervor que terminó denunciada por difundir fake news. Pero bueno… detalles técnicos.

Y como en Argentina no importa lo que hiciste antes, siempre hay una coronación si el viento sopla a favor: en agosto de 2025 fue ungida candidata a diputada nacional por Corrientes. ¿Mérito? Haber pasado por Tinelli. ¿Propuesta legislativa? Ya veremos. ¿Capacidad? Déjennos reír.

Gallardo no es un caso aislado. Es un síntoma. La política convertida en casting, la televisión como agencia de empleo público y el Congreso como reality financiado con nuestros impuestos. Hoy es ella. Ayer fue Amalia Granata. Mañana será cualquiera que tenga cámara, ruido y ganas de gritar consignas en Twitter.

¿Le irá bien? Probablemente sí. En este país, el problema no es que entren a la política figuras así. El problema es que la gente las vote. Bienvenidos al Congreso del espectáculo: pase y vea.

 ✍️ ©2025 Redacción cultural, con asistencia del Laboratorio de Realismo Callejero

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