
Argentina
La reforma laboral volvió a entrar al Congreso como entran los trenes a Constitución: con horario anunciado, margen mínimo y demasiada gente esperando que descarrile. La Libertad Avanza corre contra el calendario y contra una oposición que conoce el reglamento mejor que el cronómetro.
Patricia Bullrich intenta armar mayoría en el Senado con lo que hay: aliados fatigados, gobernadores que miran a la CGT de reojo y dialoguistas que dialogan… hasta que el costo político aparece en la pantalla. El tiempo, como casi siempre, juega para el bloqueo.
La convocatoria de Victoria Villarruel llegó tarde y comprimió todo. Comisiones armándose sobre la hora, plenario exprés y dictamen apurado. El oficialismo necesita velocidad maratónica, pero enfrente hay una estrategia conocida: estirar, invitar, hablar, marchar.
El peronismo juega su partido clásico. Quiere llenar las comisiones de expositores, multiplicar micrófonos y ganar días. No busca convencer: busca demorar. Cada jornada que pasa es una victoria táctica para quienes apuestan al desgaste.
Bullrich necesita números finos: PRO, UCR y algunos provinciales dispuestos a cruzar el Rubicón sindical. El problema no es la aritmética parlamentaria, sino la geografía política: muchos aliados dependen de gobernadores peronistas que no quieren sacarse una foto enfrentando a la CGT.
El oficialismo ya descuenta ausencias y negativas. Sabe quién no estará y quién dudará hasta el último minuto. La negociación se hace en voz baja, pero el ruido viene de afuera: marchas, advertencias y un mensaje claro de las centrales obreras.
La reforma no es menor. Toca convenios, financiamiento sindical, bloqueos, asambleas y delegados. No es maquillaje: es bisturí. Y cuando se corta poder real, la reacción es proporcional al daño percibido.
La CGT y las CTA no discuten tecnicismos. Discuten supervivencia. Por eso la calle aparece como argumento complementario del recinto, con fecha, hora y Plaza de Mayo como escenario habitual.
El Gobierno apuesta a aprobar rápido, antes de que diciembre se convierta en trinchera. La oposición apuesta a que el reloj haga su trabajo. En política, muchas veces no gana quien tiene los votos, sino quien maneja el tiempo.
Y ahí está el dilema de La Libertad Avanza: avanza, sí, pero siempre con el pitazo final demasiado cerca.
✍️ ©️ 2025 El Cuñado Nacional – All Rights Reserved
©️2025 Guzzo Photos & Graphic Publications – All Rights Reserved – Copyright ©️ 2025 SalaStampa.eu, world press service – Guzzo Photos & Graphic Publications – Registro Editori e Stampatori n. 1441 Turin, Italy









