Mientras Milei celebra su luna de miel colonial con Trump, en Argentina se afilan bastones, se imprimen petitorios y se calientan gargantas. El país vuelve a lo de siempre: la calle habla, los poderosos transpirarán.
Mientras Milei celebra su luna de miel colonial con Trump, en Argentina se afilan bastones, se imprimen petitorios y se calientan gargantas. El país vuelve a lo de siempre: la calle habla, los poderosos transpirarán.
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