Manchester amaneció hoy con un Yom Kipur teñido de pánico.
Un hombre armado con un cinturón explosivo intentó irrumpir en una sinagoga ortodoxa repleta de fieles. No lo logró: la rápida reacción de guardias y congregantes se lo impidió. El balance: dos muertos, incluido el atacante, y al menos cuatro heridos.
“¡Aléjense, tiene una bomba!”, grita un policía en un video que ya recorre las redes. En las imágenes se ve al sospechoso, calvo, barbudo, con chaleco antibalas y paquetes blancos colgando de su cinturón. La brigada antibombas llegó con camión y robots para asegurarse de que nada quedara activo.
Sir Stephen Watson, comandante de la Policía del Gran Manchester, describió la escena con crudeza:
“La valentía de los guardias y los fieles evitó una masacre”.
El primer ministro Keir Starmer cortó viaje en Copenhague y volvió de urgencia a Londres para presidir una reunión del comité Cobra. Downing Street confirmó que la investigación se maneja como terrorismo.
El Reino Unido no estaba solo en el duelo: Carlos III y la reina Camila enviaron un comunicado conjunto desde Buckingham, expresando “profunda tristeza y conmoción” en un día tan cargado de significado religioso.
La ciudad de Manchester quedó paralizada por horas, con un perímetro asegurado alrededor del templo y fieles evacuados bajo custodia policial.
Un Yom Kipur que debía ser recogimiento y silencio terminó en estampida, sirenas y miedo.
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