Por RMAG, especial para ElCanillita.info
Veinte años no es nada, cantaba Gardel. Pero en Bolivia son toda una era: cuatro gobiernos del MAS, Evo convertido en estatua de sí mismo, Arce evaporado en la irrelevancia, y un país que ahora, de golpe y porrazo, gira hacia otro tablero político.
Los números son claros: Rodrigo Paz Pereira, hijo de Jaime Paz Zamora, nieto político del exilio, hombre de Tarija y del Partido Demócrata Cristiano, se llevó el primer puesto con algo más del 32 %. Una sorpresa que sacudió a medio continente: nadie apostaba un peso fuerte por él, y ahí está, liderando el paso.
Detrás aparece Jorge “Tuto” Quiroga, el neoliberal de manual, el que vuelve como un viejo vinilo que nunca muere, con su 27 % asegurado y promesas de “orden” para una economía que está al borde del infarto.
En el podio, pero sin medalla, quedó Samuel Doria Medina, empresario de manual, que ya entregó su apoyo a Paz Pereira para la segunda vuelta. Como buen hombre de negocios, cumplió con su palabra: “si no llegaba, apoyaba al primero que no fuera el MAS”. Y ahí está, firme, calculando dividendos futuros.
¿Y el MAS? Ay, el MAS. El oficialismo se desplomó a un mísero 3 %, apenas lo justo para no desaparecer del mapa legal. Con un detalle tragicómico: un 19 % de votos nulos, obedientes al llamado de Evo Morales, que desde su púlpito de resentimiento pidió a la gente que marque la papeleta como si fuera un grafiti contra la historia.
La economía no ayuda: inflación al 25 %, reservas internacionales que hacen agua, y un clima social que huele más a ajuste que a fiesta. El que gane en octubre —Paz con sus credenciales centristas y aire fresco, o Quiroga con sus fórmulas de FMI— tendrá que bailar en un piso de vidrio resquebrajado.
Lo cierto es que Bolivia cerró un ciclo. La “izquierda andina” que alguna vez fue modelo regional se apaga con más pena que gloria, mientras el país se abre a un futuro donde la novedad y la nostalgia disputan el poder.
El 19 de octubre no se votará solo un presidente. Se votará qué hacer con dos décadas de herencia: ¿tirar todo por la borda o reciclar con estilo?
De momento, lo único seguro es que Evo y Arce ya son parte del pasado. Y como dice la canción: “veinte años no es nada”… salvo en política, donde pueden ser una eternidad.
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