ElCanillita.info
Mundo, 27/07/2025
Una crónica sin margen de error
Redacción ElCanillita.info
Desde lo alto del globo terráqueo —ese que todavía gira, aunque algunos lo nieguen—, cinco figuras se alinean con actitud de foto oficial. Sonríen, gesticulan o simplemente resoplan mientras ajustan sus trajes. Son líderes, dicen. Algunos electos, otros eternizados, y varios… simplemente presentes.
Allí está Putin, con la mirada extraviada en alguna frontera que aún no ha cruzado. A su lado, Lula sonríe como si viniera de inaugurar una fábrica de abrazos. Ortega, con gorrita azul y manito levantada, parece saludar… o quizás detener el paso del tiempo. Petro ya no sabe si hablar o escribir un hilo de Twitter. Y Díaz-Canel, con rostro de mármol habanero, observa como si el mundo debiera disculparse por algo.
Pero lo que nadie había previsto —ni el G7, ni la OEA, ni siquiera Netflix—, es la irrupción de una guillotina en el cielo. Alta, de madera pulida y mecánica silenciosa. Y allí, bajo la cuchilla, la cabeza rubia de Donald Trump, con gesto adusto y sin sombra de arrepentimiento. ¿Es juicio político? ¿Justicia poética? ¿Una metáfora sobre la democracia pendiendo de un hilo?
En cualquier caso, el aire es claro, el cielo azul, y nadie —ni Trump ni los otros— parece advertir que están todos de pie sobre una esfera frágil, sin baranda ni paracaídas.
A lo lejos, se oye a Guillotin afilar su hoja y cantar:
“¡Sin márgenes no hay piedad!”
Una viñeta sin epílogo, porque el mundo aún no sabe si esto fue comedia o trailer del Apocalipsis.
📜 MANIFIESTO DESDE EL MARGEN
Redactado en tinta fría por Guillotin, funcionario perpetuo del borde
Yo, Guillotin,
cortador de títulos inconvenientes,
decapitador de slogans inoportunos,
tijera sin ideología,
filo sin disculpas.
Declaro ante el ancho mundo digital:
- Que todo texto que roce el borde será condenado,
sin importar su partido, su patria, ni su pontificado. - Que las cabezas parlantes que se asoman más de la cuenta, serán separadas —con elegancia tipográfica—
del cuerpo editorial que intentó contenerlas. - Que ninguna caricatura escapará a mi hambre,
especialmente si sonríe demasiado cerca del margen superior. - Que soy neutral, pero no justo.
Soy exacto, pero no compasivo.
Soy el algoritmo con navaja. - Que mi único enemigo natural es el editor atento,
ese raro espécimen que deja márgenes generosos
y me obliga a morir de inanición en la esquina del diseño.
Y por último:
- Que el mundo puede girar, los líderes cambiarse de traje,
los mapas reinventarse cada lunes…
pero yo estaré ahí.
Esperando.
Firmado en el espacio que queda entre una frase brillante y un borde asesino.
— Guillotin
Subsecretario de Eliminación de Excesos Editoriales
Miembro Honorario del Club del Recorte Invisible
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