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¡Atención Argentina! Llegan las peras chinas: el nuevo milagro oriental en el país donde la fruta se pudre en los árboles

ElCanillita.info
Argentina, 09/05/2025
Abrace fuerte la caja de peras del chino. No, no es una metáfora: literalmente están llegando desde Hebei, China, más de 2.500 cajas de peras frescas, elegantes, viajeras y con pasaporte diplomático. ¿Destino? Nada más y nada menos que Argentina, ese paraíso frutícola donde las peras locales se caen del árbol y se pudren en el piso… por falta de rentabilidad.

Mientras los productores de Río Negro y Neuquén luchan por cosechar algo más que deudas, y la fruta nacional termina en el piso (o en los titulares de la sección “Crónica de una bancarrota anunciada”), el mercado argentino se prepara para saborear el nuevo tesoro del oriente: las peras chinas. ¡Al fin, una solución geopolítica para el desayuno!

Porque en la tierra de las vacas tristes, los tomates caros y las manzanas vintage (por lo añejas en la cámara frigorífica), importar peras es lo más parecido a una película de Monty Python: una sátira absurda, con guion de exportadores orientales y producción de burócratas locales.

Exportamos peras. Importamos peras. Y seguimos sin peras.

Argentina, líder mundial en producción de peras (¡sí, lo era!), cosechó este año 645.700 toneladas. Pero ojo: unas 100.000 toneladas quedaron sin cosechar. ¿Falta de demanda? No. ¿Problemas climáticos? Tampoco. ¿Guerra nuclear? Casi: los precios ofrecidos por los grandes exportadores ni siquiera cubren el costo de levantar la fruta del suelo. Así, literalmente, se deja pudrir.

Mientras tanto, en Hebei, China, los empresarios brindan con sake y cierran acuerdos: por primera vez, sus peras aterrizarán en góndolas argentinas. Una joya diplomática. Un hito del absurdo económico globalizado.

¿Y los productores del Alto Valle? Callan entre la bronca y el sarcasmo. Ven cómo el Gobierno anuncia rebajas de impuestos a las exportaciones mientras siguen esperando que bajen los costos logísticos, se reactive el consumo interno o algún burócrata con título descubra que la pera no es un emoji, sino un fruto que se cosecha con las manos.

¿Y el consumidor?
Con suerte, podrá elegir entre una pera importada con 20.000 km encima o una pera local que sobrevivió a los embates del dólar, el costo de la energía, el transporte por Chile y las tasas portuarias. Igual, no se ilusione: probablemente ninguna esté en oferta.

Bienvenidos a la Argentina de la doble pera !!
Una se exporta.
Otra se importa.
Y la nacional… se extingue.

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