La primera república fue romana, aún cuando ya en las “polis griegas”se traslucia una forma republicana, la democracia ateniense. La república aristocrática comenzó cuando el rey Tarquinio el Soberbio fue destronado (509 a.C.) y terminó cuando Octavio se convirtió en el primer emperador (27 a.C.), Roma oficialmente siguió siendo una república durante el periodo del principado, al menos hasta el 284. El emperador ostentaba el título de “princeps senatus” y no el de “dominus” o soberano, tal como tras la reforma de Diocleciano.
La línea divisoria entre monarquía y república fue al principio lábil: en las polis griegas, tras la transición de la monarquía a la aristocracia, sólo esta última casta podía elegir arcontes o tomar decisiones (politeia).
Con el tiempo, las consecuencias socioeconómicas de la colonización griega en el Mediterráneo fueron considerables: la expansión y el crecimiento del comercio y de las actividades artesanales e industriales, así como la introducción de la moneda, favorecieron la formación de una nueva clase de comerciantes e industriales, que socavaron progresivamente el dominio de la aristocracia.
La posibilidad de participar en la vida política se amplió a un círculo de ciudadanos que cumplían ciertas características: varón, libre, de ambos genitores griegos. Y de aquí surgió la necesidad de redactar leyes que regularan la vida política.
El filósofo griego Aristóteles formuló una distinción terminológica bien establecida entre tres formas de gobierno: monarquía, aristocracia y polity. Desde el punto de vista de los principios, ninguna de estas formas de gobierno es incompatible con la república, aún cuando por república se entiende propiamente una forma de gobierno que es una aristocracia o una polis con sus respectivas degeneraciones: la oligarquía y la democracia.
Esta última entendida como un gobierno del pueblo que, descuidando muchas veces el bien común, pretende favorecer indebidamente a las clases más pobres, y no una monarquía y su degeneración, la tiranía. Principalmente, la república se efectúa mediante la elección de los órganos de dirección política, que permanecen en el cargo durante un período fijo, tras el cual el sistema político prevé una nueva elección. También son posibles algunos cargos vitalicios, como los jueces supremos y los senadores, pero sólo si no son hereditarios. Continuación...
El término república, al igual que su equivalente griego politeia, se refiere esencialmente a la organización política de la sociedad en un sentido general. Y el uso del término por parte de los autores clásicos, por ejemplo, la República de Platón, no debe considerarse necesariamente como una referencia a un tipo particular de institución política. La República, para los antiguos, no era otra cosa que el interés por el bien de la comunidad, por la polis, el estado.
Las repúblicas, de hecho, no son necesariamente democráticas: en la antigüedad, piénsese en la República Romana, se negaba la plena ciudadanía a los esclavos o a las mujeres. Y en la República de Venecia, durante la segunda fase de su historia, era una república oligárquica, el pueblo estaba excluido del gobierno y de los asuntos públicos. El jefe del Estado (el dux) era elegido por un complejo sistema de recuento de votos entre los miembros de la clase noble.
Por otro lado, no todos los estados democráticos son repúblicas: el Reino Unido, aún siendo democrático, no es una república, sino una monarquía parlamentaria, en la que hay una cámara baja, la Cámara de los Comunes, elegida directamente por el pueblo, pero el jefe de Estado (el rey o la reina) se elige según un estricto criterio hereditario.
A lo largo de los siglos, la “república” se ha ido caracterizando cada vez más como un sistema de carácter puramente democrático, como un sistema institucional en el que el jefe de Estado no se elige por vía hereditaria. La distinción entre monarquía y república, ha pasado a ser más entre república y “monarquía u oligarquía nobiliaria”.
Si el jefe de Estado de una república es también el jefe de gobierno, este sistema se llama presidencialista. En otros estados, el papel del presidente es puramente ceremonial y representa la unidad nacional; estos estados se llaman repúblicas parlamentarias. Las repúblicas semipresidenciales tienen un presidente como jefe de Estado activo con importantes poderes, pero tienen un primer ministro como jefe de gobierno con importantes poderes, por ejemplo, Francia.
Y de todas las Repúblicas, la Argentina se caracteriza por un sistema particular de gobierno cleptocrático donde la democracia… (sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que reconoce y respeta como valores esenciales la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley)… no es otra cosa que la tirania de individuos “planeros” que no producen nada, muchos de los cuales, empleados públicos, ni menos están capacitados para ejercer la función del puesto que ocupan, tal como ocurre en los medios oficiales de comunicación.
Gran parte de las radios y canales de televisión subsisten gracias a las pautas del Estado, es decir, del dinero público… En compenso, nutren a su audiencia con vulgaridad demagoga dándoles “pan y circo”, un modo propio de besar las manos al régimen que les da de comer y ganar popularidad… Quizá por cuanto tiempo.
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