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2020 un comienzo alarmante y caótico

Un violento asalto de una multitud a la embajada de Estados Unidos en Bagdad. La muerte de un general iraní ordenada por el presidente Donald Trump. Un ataque accidental con misiles de un avión comercial ucraniano. Un endurecimiento de las sanciones económicas de EE.UU. contra Irán, y la detención del embajador británico en Teherán, todos sucesos ocurridos en 2020.

Apenas pasamos la primera semana del Año Nuevo y una nueva década, pero ya las alarmantes y caóticas noticias que llegan desde el Medio Oriente hacen difícil predecir lo que está por venir. Fuerzas históricas parecen estar moviéndose en un camino imposible de identificar con precisión, pero parecen ir en general hacia el peligro, afirman analistas políticos e historiadores.

Y todo esto ocurre en un momento en que el mundo ya tenía mucho de qué preocuparse.

Trump irá a juicio político y espera un proceso que busca su destitución y que podría comenzar en el Senado a finales de esta semana. El dictador norcoreano Kim Jong Un continúa amenazando a EE.UU. y ha declarado que ya no observará una prohibición de las pruebas nucleares. Y en otras partes del mundo: Australia está en llamas y Gran Bretaña se acerca cada vez más al Brexit. 

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Un Medio Oriente al límite

Con la crisis del Medio Oriente en peligro de salirse de control por un cálculo erróneo, y una serie de otros acontecimientos internacionales preocupantes, muchas de las posiciones clave en el aparato de seguridad nacional en el gobierno de Donald Trump están ocupadas con funcionarios sin confirmar o  simplemente los cargos están vacíos.

No es de extrañar que los periódicos de todo el país están publicando historias sobre el aumento del número de personas que buscan cuidado de  salud mental por ansiedad.

En momentos como estos, una pequeña perspectiva histórica puede ser útil.

Paralelos a 1968

Robert Dallek, notable historiador y autor, apunta que no es la primera vez que EE.UU. ha estado acosado por problemas aparentemente abrumadores.

“Sabes, hemos pasado por muchos momentos difíciles”, afirma Dallek en una entrevista con la Voz de América. “Como en 1968, cuando el país estaba enfocado en la guerra de Vietnam y había disturbios en las ciudades, y [Lyndon] Johnson anunció que no volvería a postularse para presidente”.

En ese momento, una agencia de viajes en Francia estaba promocionando vacaciones en EE.UU. con el lema “conoce EE.UU.mientras dure”, afirma Dallek.

“Era una época en la que las personas también pensaban que EE.UU. estaba lentamente acabándose y podría dirigirse a una nueva Guerra Civil; y y hay ecos de eso aquí”, indica. Sin embargo, resaltó que hay razones para tener esperanza. EE.UU. no cayó en guerra, la guerra de Vietnam eventualmente terminó y los disturbios civiles disminuyeron.

Nada de esto, sin embargo, es una sugerencia de que la ansiedad que de verdad sienten los estadounidenses está fuera de lugar o sea imaginaria. Quizás el problema más estresante que enfrentan los estadounidenses en este momento es la crisis que se desarrolla en el Medio Oriente.

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Ataque a la embajada de EEUU en Bagdad

En la víspera del Año Nuevo, Estados Unidos despertó con la noticia de que su Embajada en la zona verde de Bagdad estaba asediada por una multitud que irrumpió en un área de recepción e incendió parte de la estructura. Las protestas siguieron al ataque estadounidense del 29 de diciembre contra sitios de Kataeb Hezbollah, un grupo respaldado por Irán, en Irak y Siria, en represalia por el asesinato de un contratista civil estadounidense cerca de la ciudad iraquí de Kirkuk dos días antes. El Pentágono anunció que estaba enviando tropas a la región, un número que rápidamente creció a miles.

Luego en Twitter, Trump prometió retribución si los atacantes, que se reportaba tenían nexos con un grupo de milicias respaldadas por Irán, lastimaban a personal de la embajada o dañaban propiedad estadounidense. “Esta no es una advertencia, es una amenaza ¡Feliz año nuevo!”, escribió.

Dron estadounidense ataca a Soleimani

Dos días después, a poco de aterrizar en el aeropuerto internacional de Bagdad, el general Qassem Soleimani, el líder de las notorias fuerzas iraníes Quds, murió en una ataque con dron que fue personalmente ordenado por Trump.

Soleimani, quien dirigió operaciones que han terminado en la muerte de cientos de soldados estadounidense en Irak y miles de muertes de civiles en todo el Medio Oriente, era generalmente considerado como la segunda figura más poder en el gobierno iraní.

Irán prometió venganza, tuvo tres días de duelo por Soleimani antes de lanzar misiles en dos instalaciones en Irak que albergan personal militar estadounidense. Hubo razones para creer que el ataque con misiles fue más simbólico que peligroso.

Pero cualquier esperanza de que la limitada respuesta iraní pudiera reducir la tensión en la región fue descartada horas después, cuando un vuelo comercial ucraniano con 176 viajeros a bordo se estrelló en las afueras de Teherán. El fin de semana, ha quedado claro que las nerviosas fuerzas de defensa aérea iraní, en alerta por represalias estadounidenses tras los ataques en Irak, derribaron el avión por accidente, un hecho que Irán eventualmente admitió.

Más sanciones para Irán

EE.UU anunció el viernes en la mañana que impondría nuevas sanciones económicas a Irán. Esto vendría además de las penalidades ya existentes que el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, ha descrito como las más severas que Washington jamás haya impuesto en otro país. Muchos legisladores demócratas y algunos republicanos se quejaron que Trump, el secretario de Estado, Mike Pompeo, y otros funcionarios de la administración han estado engañando al Congreso y al público al argumentar que Suleimani planteaba una amenaza “inminente”.

El sábado en Teherán, el embajador de Gran Bretaña fue arrestado y detenido por varias horas después de atender a la vigilia por las 176 personas que murieron en el ataque al avión ucraniano. El paso altamente inusual de Irán estuvo acompañado de acusaciones de que el diplomático incitó las protestas callejeras contra el régimen iraní, un cargo que el gobierno británico negó categóricamente.

Dentro de EE.UU., la respuesta colectiva a la crisis que se desarrolla en el Medio Oriente ha sido inquietud acerca de dónde terminará todo esto. Las redes sociales han estado plagadas de referencias – algunas en broma, y otras no – a una inminente Tercera Guerra Mundial. Pero expertos señalan que la probabilidad de una guerra total entre Estados Unidos e Irán es baja.

En la Brookings Institution, un centro de estudios internacionales en Washington, el profesor en ciencias políticas Michael Horowitz, y la miembro sénior, Elizabeth Saunders, escribieron el viernes que: “Puede haber un retroceso, y el ataque de Estados Unidos contra Soleimani puede aumentar el riesgo de malos resultados antes de una guerra total”. Esas son razones de preocupación. Pero es crítico distinguir tales consecuencias de una guerra general”.

Agregaron: “Sin duda habrá consecuencias, pero la guerra general sigue siendo poco probable”.

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Un deseo de “normalidad”

Dallek, el historiador presidencial, indicó que desde su punto de vista, el resultado más probable de un largo periodo de estrés cívico es un electorado preparado para un retorno a una normalidad. Esto es algo con lo que los demócratas están contando a medida que la campaña presidencial de 2020 se calienta

“Creo que el resultado de todo esto será como en 1968, cuando el país quería volver a algún tipo de continuidad”, señaló Dallek.

Fue esa elección de 1968, en la que EE.UU. le dio la presidencia a Richard Nixon.

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